Abuelo: Mi nietecita, déjame contarte una historia. Tu abuelo me propuso matrimonio con un caramelo. No teníamos nada, se arrodilló y me dijo:
′′No tengo nada ahora, solo un caramelo, pero si quieres podemos construirlo todo juntos".
Nieta: Y tú abuela, ¿qué hiciste en ese momento?
Abuela: Abrí el caramelo, lo dividí en dos y lo comimos. Desde ese momento dividimos y compartimos todo. Nos caímos, nos levantamos y construimos.
¡Todo juntos!
Abuelo: Hemos vivido momentos difíciles, de cansancio, pero siempre hemos estado el uno para el otro. Hasta el último momento de lograr lo que queremos.
Nieta: ′′Eso eran otros tiempos, abuela′′
Abuelos: "El tiempo no cambia la forma de amar; lo que ha cambiado es que ya no tienes ejemplos bonitos a seguir.
Ahora le temen a todo. No se casan por miedo a no poder construir. En cuanto pelean se dejan porque luego creen que van a encontrar uno mejor. Siempre buscan la perfección, como si existiera.
Extrañan la percepción de la realidad. De la felicidad en las pequeñas cosas.
Hacen esta gran demostración, anillos de miles de dólares, un video exagerado para las propuestas de matrimonio y luego se pierden el momento. Esa cosa íntima que guardas en dos, solo en dos para toda la vida.
Esto es lo que les falta. El coraje de vivir la vida y el amor por lo que son y no por como lo imaginan.
Por eso tus abuelos empezamos con un caramelo y ya llevamos 71 años juntos."
Compartido por el QH.·. Camilo Peláez
Masones Hispanos de Canadá en Quebec
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