Ir al contenido principal

Masonería es nacer de nuevo

El proceso masónico entraña un renacimiento personal. Llegas a la Logia con un bagaje vital, con un tesoro de experiencia y conocimientos, con opiniones y conciencia formada sobre la mayoría de cuestiones vitales: filosóficas, políticas, sociales… En el Taller masónico entran personas adultas, hombres (y en otros casos mujeres) que viven, que tienen un recorrido existencial, que no parten de cero. Pero que, masónicamente, van a partir de cero y  se van a impregnar de la vertebración del método masónico.

Recién recibido Aprendiz, esta persona se sienta a Septentrión – donde la luz es tenue y reina el silencio - y es puesto por la Logia bajo la autoridad del Segundo Vigilante, que ha de velar por su silencio y su instrucción masónica.

No es infrecuente que este Oficial del Taller tenga una capacitación académica profana inferior –al menos, en algunos aspectos: filosóficos, técnicos, sociales, políticos…- a la de los Aprendices que tiene a su cargo. No importa, pues lo decisivo es la capacitación masónica.

Se requiere, por parte del Segundo Vigilante tanto como por la de los Hermanos Aprendices –humildad aparte- tener claro para lo que están, cuál es su cometido, qué vienen a hacer a la Logia. Tener claro que se es un iniciado y que se quiere llegar a ser un francmasón.

El renacimiento personal conlleva cierta muerte a uno mismo, incluso al propio tesoro de experiencias y conocimientos, a ese bagaje vital que traes al Taller. Cada plancha trazada has de remitírsela al Segundo Vigilante, sometiéndola a su revisión. Cuando asistes a un debate sobre algún tema o trazado, por mucho que tengas o creas tener la respuesta has de guardar el silencio de la columna del Norte. No participas en la toma de decisiones del Taller. Eres Aprendiz. Estás para aprender, escuchar.

En la vida de todo Aprendiz Masón hay un momento en que, tarde o temprano, se rebela interiormente contra esta aparente inacción. Ahí está espiritualmente muriendo el profano, ahí está espiritualmente el iniciado convirtiéndose en francmasón.

Todo esto hace, corriendo cierto tiempo, trabajo y estudio, que el Aprendiz pueda mirar hacia atrás, sintiéndose ya Masón en proceso, y recuperar ese bagaje vital que parecía aparcado y sin servirle, y que ahora le brindará nuevas luces y posibilidades.

El Aprendiz ha vivido ya en tres planos: profano-iniciado-francmasón. Pronto podrá articular palabras, aportar su opinión en los debates, participar en ellos con otro género de actividad. De algún modo, ha experimentado un nuevo nacimiento.

Murió el hombre viejo, nació el iniciado, se construye el francmasón. ¡Manos a la Obra!



Aquí les dejo un video que me pareció hermoso, frágil y poderoso del naciemieto de un bebe sacando la placenta completa. Me recuerda a un pasaje de un libro:

"...para nacer he nacido, para encerrar el paso de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como un nuevo corazón tembloroso."
- PABLO NERUDA


Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Reloj y la Lección de la Caridad

Una fría tarde de invierno, un hombre adinerado salía de un elegante edificio, ataviado con un abrigo caro y un reloj de oro que brillaba bajo el sol.  Mientras caminaba hacia su carruaje, vio a un hombre pobre tirado en el suelo, con la ropa hecha jirones y las manos temblorosas por el frío. El pobre levantó la mirada y le dijo: —¿Podrías ayudarme, señor? No he comido en días. El hombre rico buscó en sus bolsillos, pero no encontró dinero. Había salido sin su billetera. Miró alrededor, sintiéndose impotente, hasta que su vista se posó en su reloj de oro. Dudó por un momento, pues el reloj era un regalo valioso, pero decidió quitárselo para entregárselo al pobre. Cuando extendió la mano para darle el reloj, algo inesperado sucedió. El hombre pobre tomó su mano con cuidado, la apretó suavemente y dijo con una sonrisa: —Gracias, señor. Usted ya me ha dado algo invaluable. El rico se quedó perplejo y preguntó: —¿Pero qué te he dado? Aún no te he entregado nada. El pobre respondió: —Us...

Los Siete Brindis Rituales

Escrito por: QH:. Antonio Jorge Compartido por: QH:. Alfonzo Marquez Zamora Tras la finalización de las sesiones rituales en Logia suele seguir el ágape, en el que se bebe vino y se brinda con él, y el vino en la masonería tiene un valor simbólico, que varía según cada rito o ritual. Tradicionalmente, los masones designan a los vasos utilizados en estos regalos como “ cañones ” y existen ejemplos históricos de piezas de vidrio o cristal creadas específicamente para este fin, que son auténticas obras de arte. Los brindis masónicos se hacen siempre con vino tinto, (polvo negro) y de pie. Los vasos ( cañones ) se llevan a la boca lentamente. A excepción de los dos últimos brindis, la respuesta al brindis la dan los Masones presentes, poniéndose de pie, empuñando sus cañones y diciendo, antes de beber un poco: “ Fuego ”. En el brindis por las damas y en el 7º brindis, las expresiones utilizadas son respectivamente “por las damas ” y “ por todos los masones ”. “ A todos los Masones repa...

El Hexagrama

El Hexagrama es un símbolo poderoso que representa la operación de los Siete Planetas bajo la presidencia de las Sephiroth y de cada una de las letras del Nombre de siete letras, Ararita.  El Hexagrama recibe a veces el nombre de Emblema o Símbolo del Macrocosmos ( igual que el Pentagrama es llamado Signo de la Estrella y Símbolo del Microcosmos ).  Ararita es un nombre divino de SIETE LETRAS que se forman tomando las iniciales hebreas de la frase:  "Uno es su principio. Una es su individualidad. Su permutación es una." Como en el caso del Pentagrama, cada ángulo cóncavo del Hexagrama lanza un rayo que representa una radiación de lo divino.  De ahí que reciba el nombre de Hexagrama Llameante y el de Estrella de Seis Rayos. Se traza con una sola punta hacia arriba.  Sin embargo, no es un símbolo del mal si se traza con dos puntas hacia arriba, y en esto se diferencia del Pentagrama.  Fuente: Escrito por el Q.·.H.·. Israel Regardie. Compartido p...