La Masonería es una forma de vida que nos acompaña desde el día en que somos iniciados, nos va insertando en el mundo del conocimiento, y va dando oportunidad a nuestras mentes para que se active su área de aprendizaje y se ejercite en estar siempre disponible a la acción del saber, sin que ello implique transformarnos en masones teóricos, eruditos, o intelectuales.
La masonería es un espacio que debe ser vivido y sentido en el corazón, como seres emocionales que privilegian la armonía, la fé y la esperanza, sin descuidar la tolerancia, el amor y la felicidad.
Para ser un masón emocionalmente activo, no se trata sólo de ir a la logia una vez por mes, como es el caso de Norteamérica (o una vez por semana, como es el caso en Sudamérica), porque este actuar desmotiva a los hermanos justos, fieles y verdaderos.
De nada sirven los títulos profanos enmarcados y colgando de una fría pared si la mente no está a la altura de los conocimientos adquiridos y sin que el saber acompañe a la razón.
Debemos tener en claro que el trabajo “NO” termina al alcanzar el sublime Grado de Maestro, estamos llamados a prepararnos permanentemente, especialmente porque llegamos al grado de maestro con mucho que aprender
todavía, muchas materias simplemente quedaron en el olvido o tal vez nunca nos fueron comunicadas, nuestra tarea es
pulir esos detalles para ser llegar mejores maestros. Así nos sentimos orgullosos de formar parte de EMULACIÓN, un
Sistema de Trabajo donde "TODO GIRA EN TORNO AL RITUAL".
Recordemos que hacer lo que nos gusta es LIBERTAD, pero que nos guste lo que hacemos es FELICIDAD.
- Santiago Martínez Mattos, mme
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