Esta es la divisa de la Masonería Universal o Especulativa, extraida del moto o grito del pueblo en la
Revolución Francesa "Liberté, égalité, fraternité... ou la mort!!!".
Los masones tenemos pues, estas consignas como los principales valores a seguir en nuestra vida tanto
interior como social:
LIBERTAD,
lo que conlleva también la responsabilidad de nuestros pensamientos, palabras y obras. Libertad que no libertinaje, libertad consciente y por tanto libertad de pensamiento. Libertad, que también implica y se nutre de la tolerancia y el respeto.
IGUALDAD,
que implica que todos los seres humanos somos iguales, con independencia de nuestra raza,
credo político o religión. La igualdad nos rasa a todos por igual, pues en el nacimiento y en la muerte, todos somos ajenos a lo humano, y es antes o después cuando la vida nos hace apegarnos a los bienes y poderes temporales, que sabemos conscientemente que no podremos sacar de esta existencia igualmente temporal.
Si así pensamos, de la manera correcta, veremos que para nada sirven los apegos, y el atesoramiento de
riquezas y poder, pues quien mas tiene debe servir a los demás, para que su viaje de regreso sea mas
plácido, y quede entre los hombres su memoria.
FRATERNIDAD,
pues como todos somos libres e iguales, todos fuimos creados de igual forma, y líbremente aceptamos que todos somos hermanados por una misma raza y una misma especie: La raza humana. Por ello debemos como hermanos ayudarnos a superar las pruebas de la vida, y únicamente mirar al otro por
encima del hombro, si es para ayudarle a levantarse.
Creo que con estas palabras, queda mas o menos explicada la naturaleza masónica, y sus ideales para la
perfección del hombre, y su persecución de los fines mas elevados, por encima de las profanas y humanas debilidades.
El Objetivo Masónico
La divisa de nuestra Sociedad Masónica es:
“Libertad, Igualdad, Fraternidad”,
y como cuerpo de método no tiene ninguna creencia o dogma especial. A nadie que desee formar parte de ella se le exige que cambie de creencias, ni siquiera se le pregunta cuáles son éstas.
Entre nuestros miembros hay hinduistas, budistas, paganos, musulmanes, judíos y cristianos, y cada uno es completamente libre de procurar obtener las más elevadas verdades a través de las líneas de pensamiento que le son más familiares. Existen individuos en nuestra Masonería pertenecientes a cada uno de estos sistemas, que repetidas veces han hablado con gratitud y reconocimiento del torrente de luz que la Masonería ha lanzado sobre el verdadero significado de los puntos más oscuros de las doctrinas que les legaron sus antepasados.
La única condición que se exige a los que desean formar parte de la Masonería, es que observarán para con sus hermanos la misma benévola tolerancia y deferencia que desean para sí. Este es el verdadero punto de mira masónico; pero es un punto de vista noble y elevado, y el aire que se respira en Logia es de demasiadas alturas para que pueda ser respirado por el dogmatico o fanático. El fanático ve que no le es posible vivir en estas para él inaccesibles cúspides, y, o bien debe retroceder de nuevo al lúgubre pantano de su importancia personal, o rechazar para siempre su orgullosa apariencia de espiritualidad y
convertirse en un ser más noble y elevado. No es, pues, de extrañar, que aquellos que sólo pueden ver la luz que despiden sus propias egoístas lumbreras, sean incapaces de asimilar una idea mística tan noble y elevada, y que por lo tanto comprendan mal a aquellos campeones del pensamiento cuyas mentes están vaciadas en moldes mucho más amplios y elevados que las suyas.
La verdad es una sola, pero sus aspectos son infinitos. En los niveles inferiores, el estudio conduce, al parecer, a menudo, a los hombres en distintas direcciones, del mismo modo que dos viajeros que suben a una montaña por diferentes sitios; por un lado el camino conduce hacia el norte, y por el otro hacia el sur, de suerte que cada viajero puede suponer con razón que el otro anda equivocado. Sin embargo, a medida que los exploradores suben y van alcanzando los puntos más elevados y los aires más puros,
se aproximan más y más por muy inconscientes que sean de ello, hasta que llega el supremo momento en que se hallan el uno junto al otro sobre el pico más elevado, en cuyo instante, y por vez primera, se dan cuenta exacta de la diferencia que existe entre lo real y lo ilusorio.
De todas las grandes escuelas del pensamiento esotérico, es el sufismo islámico el que más se aproxima lo que se ha bosquejado como el verdadero punto de vista masónico: “Esta las inmortales almas de los
masones y los sufíes del universo eso que contiene en sí la eternidad de una esperanza universal, la inmortalidad de un amor sin límites, un elemento indestructible de certeza en el bien final, y la más rotunda afirmación que jamás se ha hecho de la libertad, la igualdad y la fraternidad humana”.
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