No es ornamental, el costo no es grande, Hay otras cosas mucho más útiles, pero realmente digo, Aunque de todas mis posesiones, no hay ninguna comparable, Con ese delantal de cuero blanco, que todos los masones usan. Cuando era joven, en Venezuela, me preguntaba ¿Cuál era el significaba de lo que pasaba en casa?, Cuando papá andaba dando vueltas, y vestía de traje; se afeitaba y procuría lucir bien, hasta que, con los años, mamá diría: "¡Esta noche, es noche de masones!" Y una noche ella le preguntó: "¿Qué te hace ir atravesando ciudades, esta noche de fuerte lluvia? ¡Ves las mismas cosas todas las semanas del año!" Entonces escuché a papá responderle: "Sí, lo sé, querida. Veinte años he visto las mismas cosas, desde que empecé este recorrido en República Dominicana y ahora aquí en Venezuela, es verdad. Y aunque son viejos, siempre parecen nuevos, por las manos que abrazo, y los amigos que saludo; parecen un poco más cerca cada vez que nos vemos.
De la oscuridad a la luz masónica. De los Masones Hispanos de Canada, en Quebec.