Una lección Masonica sobre el trabajo en equipo y humildad.
Había una vez una abeja llamada Lisa, que era conocida por su arduo trabajo y dedicación. Lisa siempre se esforzaba por recolectar néctar de las flores para llevarlo a la colmena y producir miel. Era una abeja muy laboriosa y todos en la colmena admiraban su tenacidad.
En el mismo jardín donde Lisa recogía néctar, crecía una hermosa flor llamada Rosa. Rosa era consciente de su belleza y se jactaba de ello. Se enorgullecía de ser la flor más hermosa del jardín y no le importaba mucho ayudar a otros.
Un día, Lisa llegó a la flor de Rosa en busca de néctar. Pero en lugar de recibir una cálida bienvenida, Rosa despreció a Lisa y se negó a compartir su néctar. Rosa creía que era demasiado hermosa para compartir con las demás flores y abejas.
Lisa, aunque se sintió desanimada, no dejó que el rechazo de Rosa la detuviera. Siguió adelante y encontró otras flores dispuestas a compartir su néctar. Lisa trabajaba incansablemente y siempre agradecía a las flores por su generosidad.
Con el tiempo, el jardín empezó a sufrir debido a la actitud egoísta y contaminante de Rosa. Las demás flores comenzaron a marchitarse y los insectos polinizadores debido a su actitud dejaron de visitar el jardín. Rosa, al darse cuenta de que su belleza no era suficiente para mantener el jardín vivo, empezó a sentirse sola y triste.
Un día, mientras Lisa volaba en busca de néctar, vio a Rosa en una situación desesperada. La flor estaba marchita y sin vida. Lisa, a pesar de haber sido rechazada anteriormente, decidió ayudar a Rosa.
Lisa llevó néctar de otras flores y lo compartió con Rosa. Poco a poco, la energía y la vitalidad regresaron a Rosa. Se dio cuenta de su error y se disculpó con Lisa por su actitud egoísta y orgullosa.
A partir de ese momento, Lisa y Rosa formaron un equipo. Lisa recolectaba néctar de otras flores y lo compartía con Rosa, mientras que Rosa atraía a los insectos polinizadores para ayudar a las demás flores del jardín.
Juntas, Lisa y Rosa aprendieron una valiosa lección: el trabajo en equipo y la humildad son fundamentales para el crecimiento y la prosperidad de todos. La abeja laboriosa y la flor orgullosa se convirtieron en un ejemplo para todos en el jardín, recordándoles que la belleza y el trabajo duro deben ir de la mano para alcanzar la verdadera armonía.
NUNCA DEJES DE SER HUMILDE Y EMPÁTICO, PARA QUE EN EL MOMENTO JUSTO, PODER AYUDAR A OTROS QUE CAMINAN CEGADOS POR LA IGNORANCIA Y EL ORGULLO.
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